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1. La Historia - Trama
Han pasado treinta años desde que la Batalla de Endor supuso el fin del Imperio Galáctico. Hablamos de la conclusión de la trilogía clásica de Star Wars en su episodio VI "El retorno del Jedi", y que nos da el punto de partida para el arranque de este episodio VII "El despertar de la Fuerza". Pero la verdad es que pocas cosas han cambiado; la Alianza Rebelde es denominada ahora como La Resistencia, y el Imperio Galáctico se ha convertido en La Primera Orden. Continuamos, más o menos, con el mismo reparto sencillo de fuerzas entre el bien y el mal, lo cual continúa la tradición de la saga.
Destructor imperial sobrevolando el planeta Jakku
Con estas premisas comienza el episodio VII, que básicamente viene a ser algo así como una puesta al día del Ep. IV. Arranca nuestra historia en Jakku, un desértico planeta que nos recuerda al tan añorado Tatooine de Luke. Nuevamente, unos planos importantísimos se confían a un robot que vuelve a ser eje de la trama. Si otrora el papel recayó sobre un R2-D2 que resultó ser más amigable e inteligente que su comparsa C3PO, ahora tenemos a BB-8, que al igual que su predecesor se comunica sólo mediante sonidos robóticos, pero ha ganado mucha más movilidad gracias al aumento en la esfericidad en sus acabados. Se agradece también que este robot vuelva a ser una maqueta real y no una simulación computerizada.
Poe Dameron entregando el plano a BB-8
Y es en este planeta en el que Lor San Tekka, interpretado por Max von Sydow, le entrega a Poe Dameron (Oscar Isaac), el mejor piloto de La Resistencia, el fragmento de un plano que permitirá localizar al último Maestro Jedi, que no es otro que Luke Skywalker. Pero como a la fiesta se suma el malo malísimo Kylo Ren (Adam Driver), que también quiere encontrar a Luke, el encuentro acaba mal, con Lor San Tekka muerto, BB-8 con el plano pero perdido, y Poe Dameron capturado por la Primera Orden. La parte buena es la aparición del espectacular sable láser de Kylo, y de cómo este es capaz de detener en el aire un disparo láser. Nos las prometíamos muy felices con el sucesor de Darth Vader al presenciar esta puesta en escena. Qué ingenuos somos algunos.
Disparo láser detenido en el aire por Kylo Ren
Es aquí donde el stormtrooper interpretado por John Boyega es asaltado por las dudas y comienza un viaje sin retorno que le llevará a desertar llevándose consigo al recién capturado Poe. En su huida a bordo de un Tie Fighter caen de nuevo en el planeta Jakku, pero ambos protagonistas pierden el contacto entre ellos, y nosotros con Poe Dameron que desaparece del metraje un buen rato. La trama sigue al desertor, ya bautizado como Finn, hasta que une su destino con Rey.
Las dudas asaltan al stormtrooper FN-2187 - Finn
El personaje interpretado por Daisy Ridley hace su aparición antes, enseñándonos cómo transcurre su vida recolectando piezas de los cadáveres de naves interestelares que pueblan los desiertos de Jakku, y de paso nos dejan unos preciosos planos con los restos de naves en el desierto.
Un destructor imperial y un X-Wing en primer plano
Los restos de un AT-AT sirven de hogar a Rey
Rey deslizándose por la arena delante de otro destructor imperial
Estas piezas recuperadas de la chatarra las cambia por comida en el puesto de Niima regentado por Unkar Plutt, mostrándonos una vida de supervivencia a la espera del retorno de su familia. Una vez situados los protagonistas en Niima, llegan las tropas imperiales necesarias como detonante de la precipitada huida de Rey, Finn y BB-8 a bordo de otra reliquia, el Halcón Milenario. Tras lograr dejar atrás a la Primera Orden, son capturados en su huida por un carguero espacial en el que van más reliquias: Han Solo y Chewbacca. Aquí podemos ver la escena en la que Han y Chewie entran en el Halcón pronunciando con una sonrisa bucólica la frase "Chewie, we're at home".
Home Sweet Home
Es en este momento cuando se revelan aspectos importantes de la trama, y nos enteramos de que Luke intentó reconstruir la Orden Jedi pero se encontró con otro alumno díscolo (Kylo Ren, hijo de Han Solo y la Princesa Leia), que le desbarató los planes al pasarse al lado oscuro, de tal forma que desde aquellas Luke anda desaparecido, con la única pista del mapa que nos ocupa en esta entrega.
BB-8 proyectando el plano con la ubicación de Luke
Mientras el Halcón Milenario se dirige hacia el planeta Takodana, sede de La Resistencia, en la nueva Estrella de la Muerte (denominada para la ocasión base Starkiller, o Estrella 3.0 Reborn) el Líder Supremo Snoke le pone las pilas a su aprendiz Kylo encomendándole la misión de matar a su papi si quiere llegar a ser algo en esto de ser malo (falta le hace, por cierto. Eso, o un par de collejas láser). Ya en la Base de la Resistencia, conocen a Maz Kanata, personaje dotado de cierto halo de misterio que conoce a los personajes clásicos así como la tradición Jedi. Es en los sótanos del local de Kanata donde Rey halla el sable láser de Luke, y al tocarlo, Rey experimenta una visión en la que se suceden imágenes de Luke, R2-D2, Kylo Ren, y sus padres abandonándola en Jakku. Abrumada por estas vívidas imágenes, huye al bosque próximo, mientras Finn, que ya ha desenmascarado su falsa pertenencia a la Resistencia, también huye con unos piratas.
Interior del cofre en el que se halla la espada láser de Luke
Maz Kanata con 2 ojos, y con 4
Una de las visiones de Rey con la mano de Luke y R2-D2
En la base Starkiller, el Líder Supremo Snoke ordena poner a prueba la potencia de fuego de esta nueva base, y en una escena con reminiscencias nazis, el general Hux ordena abrir fuego contra el sistema Hosnian, sede del Senado intergaláctico.
Vista de la base Starkiller y su poderoso cañón
Arenga del general Hux a las tropas antes del disparo devastador
La destrucción resulta visible desde Takodana, planeta al que llegan las tropas imperiales al mando de Kylo Ren, así como hace cambiar de opinión al desertor Finn al que Maz le entrega el sable de Luke para que luche contra la Primera Orden.
Momentazo en el que Maz le indica a Finn que lo que tiene en la mano ¡es un arma!
En plena batalla, llegan los refuerzos rebeldes al mando de la Princesa Leia, que ahora es la General Leia Organa, y la presencia de estas tropas capitaneadas por Poe Dameron logran inclinar la balanza de la contienda del lado rebelde. Lo que no evitan es que Kylo Ren se lleve a Rey tras retenerla en el bosque y enterarse de que ha visto los planos de BB-8.
Rey intimidada por la espada de Kylo en los bosques de Takodana
El resto se dirige a la base rebelde del planeta D'Qar donde se reúnen casi todos los protagonistas. Tras el reencuentro de Han y Leia, ahora toca el de Finn y Poe, y el de BB-8 con R2-D2 (este último se halla en un extraño estado de suspensión tras la marcha de Luke). C3PO continúa siendo un plomazo de robot, aunque parezca el Soldado de Invierno con su brazo comunista. Rojo y a la izquierda.
C3PO luciendo tipo mientras molesta al resto (modo Thursday on)
En D'Qar descubren que el plano de BB-8 está incompleto y deciden entonces lanzar un ataque a la base Starkiller gracias a las abundantes informaciones que posee Finn debido a su importantísimo puesto de empleado de mantenimiento en la base. Son enviados a esta misión Han Solo, Chewbacca y Finn; teniendo este último su propia misión de rescatar a Rey. La conversación entre Han y Leia nos revela que Kylo Ren es hijo de ambos, y que fue él el responsable del hundimiento de la escuela de Jedis de su tío Luke el día que se pasó al lado oscuro de la Fuerza. Fue tal el palo que se llevó su tío, que desde aquellas ha preferido irse sólo a una isla.
Luke reponiéndose en su retiro espiritual en la isla de Ahch-to
Rey resiste asombrosamente las acometidas inquisitorias de Kylo, el cual parece que ha aprendido a realizar los interrogatorios en un curso por correspondencia. Dado que Rey es capaz de extraer información comprometida a Kylo, este se ve forzado a hacer un receso que le permita pedir ayuda al Líder Supremo Snoke, momento que aprovecha Rey para fugarse gracias a un truco mental Jedi que nadie le ha enseñado. Esta chica promete.
Los primos Skywalker realizando una sesión de mentoring
El siguiente momento cumbre se nos presenta con Han Solo intentando convencer a su vástago Kylo Ren de que no es tan malo como se cree, que vuelva con mami y papi, que el color negro no le sienta nada bien y mucho menos el casco. En lo del casco sí que le hace caso, y se lo quita, aunque el chico no termina de verlo claro y acaba ensartando a su papi con ese pedazo de sable láser. Para algo que tiene chulo, es normal que lo use, porque el casco continuamos sin saber para qué se lo pone. Personalmente creo que se había hartado de que lo confundiesen con el bajista de Pink Floyd.
"Tus palabras me han llegado al corazón"
"Tu quoque, Ben, fili mi"
Parecidos razonables en el lado oscuro
Se precipitan los acontecimientos en la base Starkiller. Asistimos a dos luchas con espadas láser; la primera entre Kylo y Finn en la que el stormtrooper resulta derrotado, y otra entre Rey y Kylo (pelea de ¿primos?), en la que nuestra heroína logra derrotar al heredero chapucero de Darth Vader (le queda bastante camino de maldad por recorrer a este chico). Una vez liquidada esta estrella de la muerte (y con esta ya van 3; si es que no aprenden...), los rebeldes vuelven a casa (D'Qar) donde Leia ya había sentido el final de Han y es consolada por Rey. La sorpresa surge cuando R2-D2 despierta de su letargo con la parte del plano que le faltaba a BB-8, de forma que al completarse el plano ya conocen la ubicación de Luke.
Puzzle listo
Y hacia allí (isla Ahcho-to) se dirige nuestro Halcón Milenario pilotado por Chewbacca y Rey para encontrarse con un Luke algo desmejorado (y uno recuerda la gran presencia de Ben Kenobi en el Ep. 4), al que Rey intenta animar ofreciéndole su sable láser (la historia de este sable da para hacer un monográfico; me extraña no haberlo visto a la venta en eBay).
El último Jedi es descubierto
Rey le ofrece a su propietario la legendaria espada láser
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3. Contexto
Uno de los problemas de este séptimo episodio es contar con los seis precedentes, los cuales podemos agrupar en dos grupos; la trilogía original (episodios IV al VI) y la truñología 30 aniversario (episodios I al III). El desigual resultado entre ambas sitúa a este episodio ante una toma de decisiones complicada. A mi entender, J.J. Abrams ha tomado partido claramente a favor de la trilogía original, y para esta afirmación me baso en que la línea argumental es un calco del episodio IV, y en el uso muy equilibrado de efectos sin abusar de CGI, algo que sufrimos en los tres primeros episodios. Sólo hay que recordar (sólo un poco) los excesos de escenas completamente artificiales y el uso casi malabarista de las espadas láser en la trilogía de los años 2000. Me siguen atormentando las escenas del pobre Yoda dando saltos circenses con su sable mientras se pelea con el Conde Dooku, y los malabarismos trileros del General Grievous con sus cuatro espadas... Hay una perversión en el tratamiento de las virtudes Jedi; el Yoda plasmado en los episodios V y VI es un personaje más espiritual y equilibrado que el mostrado en la truñología, que a la mínima de cambio enciende el palito fluorescente para repartir a diestro y siniestro. La Fuerza alberga un concepto un poco más filosófico que lo plasmado en el Máster de Iniciación Jedi con prácticas remuneradas que vimos en los episodios de los años 2000.
El General Grievous luciendo los sables láser de los Jedis a los que ha derrotado
Creo que esta entrega logra dos cosas importantes: enlaza con la saga clásica (a base de repetir el argumento del Ep. IV y de contar con los mismos actores del inicio), e introduce a los personajes que deben heredar el peso de la trama en los episodios venideros. En mi opinión, otro acierto es el uso comedido de efectos especiales. Por supuesto que como amante del género Sci-Fi me gusta que se incorporen las nuevas posibilidades técnicas, pero creo que se debe realizar con más gusto que lo visto en los años 2000; la espada láser de Kylo Ren es fruto de las posibilidades actuales, pero tampoco se trata que encienda su sable mientras hace cola para comprar el pan. Recuerdo que en la trilogía original era mucho más comedida (cierto que por las complicaciones técnicas aparejadas con los efectos empleados) la aparición de las espadas láser, y peleas, lo que se dice peleas, había pocas: en el episodio IV sólo hubo una, el combate entre Darth Vader y Obi-Wan Kenobi; y en el episodio V otro entre Darth Vader y Luke Skywalker.
Al rico sable láser
En la parte negativa del episodio, se lleva los méritos Kylo Ren, el aprendiz de Sith menos competente en los últimos eones. Son varios los interrogantes con los que nos deleita el doble de Roger Waters. ¿Para qué se pone una máscara? ¿A qué timador le ha pagado el curso de artes Jedis? Analizando los precedentes, es cierto que a Darth Vader lo conocimos ya "formado"; se nos presentó en el Ep. IV en edad adulta y con sus maldades en un estadio de madurez. El personaje tiene las cosas claras y no es necesario que nos cuenten demasiado de su pasado para entenderlo. Una de las muchas casualidades que han perpetuado el mito de la Guerra de las Galaxias ha sido que las complicaciones técnicas de la máscara de Darth Vader imposibilitaron su uso previsto de quita y pon; en su lugar se decantaron por una versión de la máscara fija que no se quitaba nunca. Aunque esto podría suponer una merma en las posibilidades del personaje, a la postre se ha revelado como un acierto ya que lo dotó de un halo de misterio y de poder con el que no contaban. En la escena final de Darth Vader, la de la lucha con Luke y en la que derrota al Emperador, los actores que lo encarnan (cuatro, ni más ni menos) han sabido expresar las dudas y su vuelta al lado luminoso de la Fuerza con excelentes resultados. Y podría decir Kylo Ren que en el Ep. VII asistimos a la génesis del personaje y que a este todavía le queda camino por recorrer y mucho espacio para evolucionar. Personalmente este personaje me resulta demasiado blandito. La comparación con el Annakin de los Ep. II y III es a todas luces irrelevante ya que más que un Jedi que se convierte al lado oscuro, Annakin era un adolescente repelente y frustrado que se dejaba llevar por sus angustias. Lo malo de estirar y retorcer el argumento es que nos permite poder hacer comparaciones, y ya sabemos que todos tenemos nuestra propia vara de medir.
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